Se nos ha acabado el verano, y llegan esos días en donde correr es sinónimo de “empaparse”, “pasar mucho frío” y toca cambiar los pantalones cortos y camisetas de tirantes por prendas de mayor abrigo. Por eso, muchos aficionados al running sustituyen la carrera en la calle por las cintas de correr en su gimnasio habitual. Puede ser una buena idea, pero…¿sabemos las diferencias que existen entre correr por la calle y correr sobre una cinta? ¿ es buena esta sustitución?
Cosiderando una persona amante del aire libre, y aunque llueva, intente correr siempre por fuera en lugar de encerrarse, hay que admitir que estas “maquinitas” tienen sus ventajas, no solo por evitar las adversidades climatológicas sino también su bajo impacto comparado con la carrera por la calle y sobre todo por su fácil uso y variabilidad en cuanto a poder modificar cuando queramos la intensidad o pendiente. Dejando de lado las virtudes en cuanto al entrenamiento, existen otras más relacionadas con elconfort, y que hacen que estas cintas sean tan utilizadas en los gimnasios, ya sea por disponer de medición de frecuencia cardíaca o simplemente por poder estar delante de un televisor mientras realizamos ejercicio (no hablemos de esas novedosas del siglo 22 que ya incorporan un ordenador interno).
Después de esto muchos estaréis pensando, entonces…¿para que corro por fuera?. Dejemos claro que existen diferencias biomecánicas en la carrera a pie en la calle y la carrera sobre una cinta. Principalmente podemos nombrar:
La frecuencia de zancada.
El tiempo de apoyo
La cinemática del centro de gravedad
La inclinación del cuerpo
La cinemática del tobillo, rodilla y cadera
La percepción de la velocidad
La velocidad de transición marcha/carrera
Las velocidades máximas
La actividad muscular
El coste energético
La presión plantar
Hablemos un poco de la cinemática de la carrera. Cuando corremos por la calle las piernas tienen el objetivo de buscar una propulsión para hacernos avanzar hacia adelante, propulsando nuestro centro de gravedad, en cambio cuando corremos sobre una cinta, al ser la “banda” la que se mueve nosotros no necesitaríamos ejercer esa fuerza de propulsión y el papel de las piernas será el de mantener la estabilidad. Esto se puede observar analizando el simple movimiento de triple extensión de tobillo-rodilla-cadera que se da durante la carrera a pie y como en la cinta este movimiento se hace mucho más fácil.
Nuestros músculos isquiotibiales son los encargados de generar esa tracción necesaria para que nuestro centro de gravedad se vea propulsado hacia adelante en la carrera a pie, pero en la cinta estos músculos estarán menos solicitados ya que el movimiento de esta nos ayudaría a avanzar. Esto viene paralelo a la reducción de la fase del apoyo plantar, en donde la amortiguación del impacto se reduce. Nuestra musculatura flexora (Isquitibiales) tendrán una menor demanda.
Esta modificación hace que la cinta sea un aparato ideal para conseguir mejorar nuestra frecuencia de zancada, pero perjudicial para aquellos que quieren mejorar la longitud de la misma. Muchos deportistas que corren en cinta habitualmente tienen una frecuencia de zancada elevada pero una longitud de zancada baja. Así mismo estos tienen un mayor riesgo de descompensación ya que la musculatura anterior estará mucho más solicitada que la posterior, aumentando el riesgo de lesiones de rodilla. Claramente esto sería un punto negativo, pero si por ejemplo lo aplicamos a atletas que acaban de salir de una lesión este puede ser una aparato ideal por producir un menor impacto articular comparado con la carrera por la calle. En mi opinión si estamos hablando de un atleta la cinta debe utilizarse en un comienzo pero posteriormente salir a la calle que será donde vaya a competir y si abusamos mucho de la cinta estaremos incidiendo en su técnica de carrera, aumentando su frecuencia de zancada y disminuyendo la amplitud de la misma, cosa que no nos interesa.
Esta demostrado que la carrera en cinta provoca una disminución de las presiones máximas, especialmente en la zona del talón y primer dedo, por otro lado se incrementarían las presiones en la zona plantar, fundamentalmente arco plantar y 2º y 5º dedo. Así mismo coincidiendo con los resultados de Escamilla Martinez (2011) se encuentra un incremento en la presión máxima de la zona interna del arco del pie comparado con la zona externa cuando se incrementa la velocidad, que puede ser debido a que en esta superficie realizamos un apoyo más plano que corriendo por fuera, provocando esa mayor sobrecarga del medio pie.
Como ya hemos comentado, las principales diferencias biomecánicas en la técnica de carrera entre las dos prácticas se dan principalmente en la fase de contacto inicial y de impulso, pero si observamos un poco más podemos observar que la musculatura tibial sufre más que en la carrera a pie por el simple hecho de tener que elevar el antepie y superar la cinta, sin la tracción que se da en el asfalto.
La cinta es un instrumento muy utilizado en investigación, así como en ambiente recreacional, pero le debemos hacer un hueco en el campo rehabilitador, aunque dependiendo de la lesión ya que habrá músculos y zonas que tengan mayor implicación durante la carrera en cinta. En cambio si lo queremos incluir como actividad para perder peso, yo estoy a favor de correr en la calle, ya que la simple resistencia al viento incrementa el consumo calórico en un 10%. Si a esto le sumamos que la menor implicación muscular encima de una cinta será lógicamente resultado de un menor consumo de oxígeno y gasto energético (aproximadamente un 5%).
Una alternativa, es la que todo monitor de gimnasio debe recomendar a los usuarios, intentar incrementar la pendiente en 1-2º para así implicar más la musculatura posterior y tener que realizar una mayor tracción para propulsarnos.
Parece ser que la carrera sobre suelo puede generar un mayor riesgo de lesión para el deportista, pero eso en mi opinión no debe ser tomado al pie de la letra y comenzar a correr siempre encima de una cinta ya que el desequilibrio de la musculatura posterior es igual de peligroso que los impactos repetitivos contra el terreno. Dependiendo de nuestro fin debemos hacer la elección correcta, si nuestro objetivo es rendir en pruebas de carrera al aire libre, debemos evitar entrenar continuamente sobre una cinta ya que todas las diferencias que antes he nombrado se pondrán en tu contra en el momento que tengas que competir. Ahora bien, si lo único que queremos es correr recreacionalmente y con el fin de “quemar calorías” puede que no sea tan mala idea.